No tengo cable ¿y?

La semana pasada me hicieron sentir como una niña de las cavernas, pues están seleccionando personal dentro del lugar donde trabajo para testear un instrumento de calidad de servicio de las operadoras de TV por suscripción y di a entender que no tengo cable en mi casa. Más o menos a sí fue la conversación: - ¡Ay pero es fácil conseguir personas para esa encuesta!, ¿Quién no tiene hoy en día TV por cable en s casa? - Yo no tengo (todos me vieron como un ser de otro planeta) - ¿Qué no tienes TV por cable? Pero, ¡Todo el mundo tiene por lo menos un televisor con cable en su casa! - Bueno si, en mi casa hay uno de mi compañero de apartamento, pero es que no me gusta ver TV… (otra vez la mirada, no de ser de otro planeta sino de otra galaxia) No se trata de pichirrés, no se trata tampoco de irreverencia ante el poder de la información, sino que de verdad no me gusta ver TV, no es que me aburra porque admito que hay series y programas buenos (la mayoria no buenos, sino entretenidos), sino que me siento como un total parásito acostada en mi cama con un control en la mano zipeando cuando hay tantas cosas que hacer en esta vida y en esta ciudad. Bueno, es verdad, a veces paso también suficiente tiempo frente a mi computadora, pero leo blogs, reflexiono, me comunico con mis panas, instalo programas nuevos, quemo discos, etc; eso dentro de mi concepto de vida es por lo menos un poco más útil y participativo que lo otro. Igualmente, prefiero salir a la calle, leer un libro, ver películas, antes de estar pegada todo un día viendo televisión. Por supuesto tengo un TV en mi cuarto pero aparte de ver películas, lo utilizo para ver CSI en Televen los domingos y como despertador de lunes a viernes… bueno y mientras me visto en las mañanas no veo, escucho el programa “En Confianza”. Se que es fácil sucumbir ante el encanto de esa pantallita, pero hasta me siento orgullosa de no sentirme dominada por ella. Es increíble todo el contenido ideológico que nos transmite consciente e inconscientemente, por eso hasta me arrecho cuando veo los comerciales o cuando veo programitas como “Latin American Idol”, ¡Qué lástima de verdad! Todas las mujeres y los hombres en la pantalla son perfect@ (operad@s pero perfectos) se visten de tal manera, todos son felices en la medida en que son exitosos (es decir ganan más dinero) etc, etc, etc Y todo esto termina en el incremento de la frustración del ser humano, porque en este darwuinismo pocos pueden ser como ellos. Deberían comenzar a enseñar semiótica a los chamos de las escuelas, para que sean más críticos del contenido de la programación. Bueno, ya se me salio la carrera que estudié…