13/1/07

Películas

En esta vacía cartelera de enero, he ido a ver dos películas como para no perder la costumbre, se trata de Happy Feet y Una Noche en el Museo. La primera de ellas es una película para chamos, bastante bien elaborada en cuanto a animación, con un bonito mensaje ecologista acerca de los daños que causamos como seres humanos al ecosistema por el egoísmo de pensar sólo en nuestra especie. Sin embargo, si hurgamos un poco más, la película sigue transmitiendo los acostumbrados mensajes alienadores que vemos en otras películas animadas. Existen dos razas de pingüinos: los emperadores y otros mucho más pequeños en tamaño. Los primeros son como hace sugerir su nombre, todos provenientes de la realeza: se expresan correctamente; se entretienen cantando bellas canciones; toman clases de canto; son dirigidos por todo un Consejo de “sabios ancianos”, y así un montón de cosas más. Por su parte los pingüinos más pequeños son desordenados, sólo rumbean y bailan, no planifican nada y tienen como líder a un Shaman que sólo piensa en enriquecerse y tener sexo. Pues adivinen de donde son estos últimos: tienen acento Puertorriqueño, representando una burla de los peores valores que a través de alineación se ha transmitido al mundo sobre lo que es Latinoamérica. Por favor, sólo les pido que tengamos cuidado con las películas que llevamos a ver a los más pequeños, no digo que no debemos verla, sino que, tenemos que discutir luego este tipo de películas con ellos, para que vayan teniendo una racionalidad crítica. La otra película, cambia bastante el estilo de la anterior, no podía esperarse menos de un film donde esta Ben Stiler (no voy a decir nada de Robin Williams porque desconozco su posición política, sin embargo pienso que es de los que le resta importancia al asunto), quien sea lo que sea me parece una persona bastante crítica. La película es bien divertida, amena y con unos excelentes efectos visuales. Trata de cómo un vigilante en su nuevo trabajo de vigilante nocturno, descubre que al ocultarse el sol todo el museo cobra vida. Lo que más me agradó fue el mensaje antibélico del film, obviamente una crítica a la política del gobierno de Bush. Se las recomiendo.

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